El 10 de septiembre, un avión P-3 Orion de la Armada estadounidense persiguió al huracán Francine, que estaba ganando fuerza en el Golfo de México. Mientras el avión volaba a baja altura sobre el agua, los tripulantes, con cascos, conocidos como “brujos”, lanzaron más de una docena de boyas científicas desde una puerta abierta. Esta fue la última misión de un programa para mejorar los pronósticos de huracanes mediante la recopilación de datos en tiempo real en la tumultuosa interfaz de…
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