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La Universidad de Dhaka está nuevamente llena, semanas después de que las autoridades cerraran el campus tras mortales manifestaciones antigubernamentales.
Los estudiantes han regresado a clases en la Universidad de Dhaka, en Bangladesh, después de un cierre de semanas provocado por un levantamiento liderado por estudiantes que derrocó a la ex primera ministra Sheikh Hasina.
Decenas de miles de personas se manifestaron en el campus y en el barrio circundante de Shahbagh mientras las protestas contra las cuotas laborales se transformaban en una lucha nacional para poner fin a los 15 años de gobierno férreo de Hasina.
A medida que las protestas aumentaron en julio, las autoridades cerraron el campus como parte de una ofensiva contra las manifestaciones que mataron a cientos de personas.
En la universidad se encontraban inscritos varios de los principales líderes de la protesta estudiantil, algunos de los cuales fueron capturados por policías vestidos de civil y mantenidos bajo custodia durante varios días.
El domingo, las salas de conferencias volvieron a estar llenas, con estudiantes charlando en grupos a lo largo de pasillos arbolados y comprando bebidas y bocadillos en los comedores.
Las clases habían comenzado nuevamente en todos los departamentos excepto en cuatro o cinco, dijo a la agencia de noticias AFP el subdirector Mohammad Mahbub Quaisar, quien fue designado después de que los administradores anteriores leales a Hasina renunciaran.
“Los estudiantes asisten con un estado de ánimo alegre”, dijo.
El gobierno de Hasina fue acusado de abusos generalizados, incluida la detención masiva y el asesinato extrajudicial de rivales políticos.
Más de 600 personas fueron asesinadas en las semanas previas a la destitución de Hasina a principios de agosto, según un informe preliminar de las Naciones Unidas que decía que la cifra era “probablemente una subestimación”.
Desde su partida al exilio en la vecina India, ministros del gabinete y otros miembros de alto rango del partido de Hasina han sido arrestados, y los designados por su gobierno han sido purgados de los tribunales y del banco central.
En las frondosas calles del barrio de Shahbagh, nuevos murales coloridos exhortan al público a “destruir las puertas de hierro de la prisión” y celebrar el “renacimiento” de Bangladesh.
“Fue como si estuviéramos en una época opresiva en la que no podíamos decir nada”, dijo Kalimulla Al Kafi, de 25 años, estudiante de maestría, sobre la represión ordenada por Hasina.
“Hoy siento que asisto a clases con libertad”, dijo. “Podemos expresarnos libremente”.