En las calles cubanas, los íconos de mediados de siglo enfrentan el desafío de los nuevos vehículos – Forbes India


En las calles cubanas, los íconos de mediados de siglo enfrentan el desafío de los nuevos vehículos – Forbes IndiaEn Cuba aún circulan decenas de miles de automóviles antiguos, devoradores de gasolina y más viejos que el ciudadano promedio, y muchos se ganan la vida como mecánicos, manteniendo en funcionamiento los viejos motores. Imagen: Yamil Lage / AFP©

BNuevos Mercedes, 4×4 de última generación, incluso Teslas: automóviles modernos y de alta gama han comenzado a aparecer en La Habana, una ciudad cuya imagen está íntimamente ligada a los clásicos sedanes norteamericanos y a los Ladas de la era soviética que circulan por sus calles.

La afluencia se produce a pesar de una dura crisis económica en la isla comunista, donde el salario mensual promedio es de 42 dólares y la gran mayoría de los cubanos luchan para llegar del punto A al B debido a un sistema de transporte público paralizado por la escasez de repuestos y combustible.

Pocos pueden permitirse un coche, y mucho menos uno nuevo.

Pero para las empresas privadas, autorizadas en Cuba solo en 2021, el gobierno alivió el año pasado las restricciones a la importación de vehículos extranjeros anteriormente sujetas a impuestos y aranceles aduaneros exorbitantes.

“Cuba necesita nuevos autos para alcanzar sus metas medioambientales. Hay que hacerlo ya”, dijo Julio Álvarez, de 56 años, propietario de una empresa de transporte turístico y que recientemente compró un todoterreno chino de la marca Dongfeng.

La nueva y elegante máquina negra se ha unido a los 15 viejos pero de colores brillantes Chevrolet que Álvarez tiene en su garaje, incluidos un Bel Air de 1955 y una camioneta de 1938, reliquias atesoradas que brillan como si acabaran de salir de la fábrica.

Según el Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba, una cámara de comercio con sede en Nueva York, en el primer semestre de este año se importaron automóviles de Estados Unidos por valor de 35 millones de dólares, tres veces más que en todo 2023.

Se espera que la cifra aumente ya que el gobierno de La Habana se dispone a aprobar una ley a finales de este año que facilitará también a las personas la importación de vehículos extranjeros.

Decenas de miles de automóviles clásicos —devoradores de gasolina y más viejos que el habitante promedio— aún circulan en Cuba, donde muchos se ganan la vida como mecánicos manteniendo en funcionamiento los viejos motores.

Los sedanes americanos, muchos de ellos Chevrolet, se utilizan sobre todo como taxis y para el turismo: constituyen una parte importante del atractivo para los visitantes que los fotografían y compran postales con su colorida imagen.

El grupo de automóviles más extendido data de la era soviética, principalmente de las marcas Lada y Moskvitch.

Pero en los últimos 18 meses, los cubanos —especialmente en La Habana— han visto una afluencia repentina de vehículos todoterreno, 4×4 y camionetas procedentes de Japón, Corea del Sur, China y Estados Unidos.

El país de 10 millones de habitantes tiene un parque automovilístico total de aproximadamente 600.000.

Es mucho dinero

El ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez, explicó recientemente en la televisión pública que un cubano que quiera importar un automóvil de 10 mil dólares tiene que pagar 50 mil dólares por impuestos y gravámenes.

La nueva ley, que se aprobará en octubre, reduciría este costo a 15.900 dólares.

Más barato, pero aún fuera del alcance de la mayoría. Un cubano que gane el salario medio tendría que ahorrar durante 31 años para comprar un automóvil a ese precio.

“Me gustaría” comprar un coche “pero es poco probable que eso me pase”, dijo César Milera, de 48 años, quien trabaja como chofer de un coche ajeno.

“Es mucho dinero”, dijo, en un país donde los vehículos privados más comunes son los scooters eléctricos.

El anestesiólogo cubano William Flores, de 25 años, dijo a la AFP mientras esperaba el autobús que “ningún médico, ni ningún profesional de nuestro país, puede soñar con (…) conseguir un carro, incluso una moto, con el salario” que gana.

En la primera mitad del siglo XX, los cubanos importaron decenas de miles de automóviles norteamericanos, entonces flamantes.

Pero las sanciones económicas declaradas en 1962 contra el gobierno de Fidel Castro detuvieron la afluencia.

“Es un patrimonio que no existe en otros lugares y los turistas vienen buscando estos coches por ese motivo”, afirmó Milera.

La ley pendiente en Cuba también regulará el tipo y número de automóviles que las personas podrán importar.

En un aparente rechazo a la ostentación en un país al que le gusta pensarse como igualitario, el primer ministro Manuel Marrero lamentó en julio que “ciertos autos que entran” a Cuba “no son compatibles con nuestra sociedad”.



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