Colman Noctor: ¿Deben los padres rastrear o confiar en sus hijos adolescentes?


El uso de aplicaciones de seguimiento GPS para monitorear a los hijos adolescentes es un tema controvertido. Algunos sostienen que las aplicaciones de seguimiento pueden mejorar la sensación de seguridad al permitir que los padres controlen la ubicación de sus hijos en tiempo real, mientras que a otros les preocupa que estas aplicaciones infrinjan la privacidad de los adolescentes.

Las aplicaciones de rastreo fueron noticia hace poco, cuando los hijos de Mike Tindall y Zara Phillips fueron fotografiados luciendo dispositivos Apple Tag. Sin embargo, es más común que los padres instalen aplicaciones de rastreo en los teléfonos inteligentes de sus hijos mayores.

Un informe de 2023 de Burnell y sus colegas publicado en Revista de Psicología Familiar Se estima que más del 50% de las familias en Estados Unidos utilizan software de seguimiento de ubicación digital (DLT) en los teléfonos inteligentes de sus hijos adolescentes.

Las aplicaciones de seguimiento más populares incluyen Life360, Apple Find My, Qustodio, Google Family Link y Verizon Smart Family. La mayoría de las aplicaciones tienen dos funciones que facilitan el seguimiento de la ubicación: geofencing e historial de ubicaciones. Con geofencing, los padres pueden crear límites geográficos virtuales que activan una alerta cuando el dispositivo los cruza. Por ejemplo, los padres podrían geofencingar la casa de la familia y recibir alertas automáticas cuando el joven se va y regresa. Con el historial de ubicaciones, los padres pueden ver no solo la ubicación actual de los jóvenes, sino también sus ubicaciones anteriores durante hasta 30 días.

Uno de los principales argumentos a favor del uso de rastreadores en los teléfonos de los adolescentes es garantizar su seguridad. En vista de la creciente preocupación por los secuestros, los accidentes y otras emergencias, las aplicaciones de rastreo pueden ayudar a localizar a los niños rápidamente. Algunos creen que una aplicación de rastreo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte si su hijo adolescente desaparece o se encuentra en una situación peligrosa.

El segundo argumento es que las aplicaciones de seguimiento aumentan el sentido de responsabilidad de los adolescentes. Si los adolescentes saben que se están controlando sus movimientos, esto podría alentarlos a tomar decisiones más responsables y enseñarles a ser responsables. También se espera que la conciencia de que se les está controlando pueda disuadir a los adolescentes de participar en conductas de riesgo, como visitar zonas inseguras.

Un tercer argumento a favor de las aplicaciones de rastreo es que los padres pueden ponerse en contacto con los adolescentes en caso de emergencia. Este punto se planteó cuando Stephen Donnelly, ministro de Salud, y Norma Foley, ministra de Educación, propusieron prohibir los teléfonos inteligentes en las escuelas secundarias.

Algunas de las inquietudes planteadas eran comprensibles, como en el caso de un niño con diabetes que usa el teléfono inteligente para alertarlo a él y a sus padres sobre sus niveles de azúcar. Sin embargo, para otros, parecía deberse a la creciente necesidad de adoptar estrategias de crianza sobreprotectora para poder microgestionar la vida de sus hijos adolescentes.

La razón más probable por la que un padre instala una aplicación de seguimiento en el teléfono de su hijo es para su tranquilidad.

Muchas personas sienten ansiedad por la seguridad de sus hijos adolescentes, especialmente cuando están lejos de casa. Las aplicaciones de seguimiento permiten a los padres comprobar la ubicación de sus hijos sin necesidad de comunicarse constantemente, lo que de otro modo podría resultar intrusivo para el adolescente.

Sin embargo, en el otro lado del debate, los padres se preocupan de que instalar una aplicación de seguimiento en el teléfono de su hijo adolescente pueda violar su privacidad y enviarle un mensaje de desconfianza. Si un adolescente se siente excesivamente controlado o vigilado, esto puede causar dificultades y tensar las relaciones familiares. Consideran la adolescencia como un momento crítico para desarrollar la independencia, y la supervisión constante puede socavar la capacidad del adolescente para cultivar un sentido de espacio personal y autonomía. También es posible que los adolescentes dependan demasiado de estas aplicaciones, lo que podría obstaculizar el desarrollo de su independencia y sus habilidades para resolver problemas. Además, las aplicaciones de seguimiento corren el riesgo de ser pirateadas, lo que expone a los adolescentes a amenazas cibernéticas si no se protegen adecuadamente.

Socavando la confianza

¿Pueden los rastreadores dañar la confianza entre padres e hijos adolescentes? Si los adolescentes sienten que deben ser vigilados constantemente, probablemente interpretarán esta intervención como una señal de desconfianza injustificada. Cuando los adolescentes sienten que no se confía en ellos, especialmente si no han dado ningún motivo para sospechar, esto puede generar resentimiento y un posible aumento de la conducta rebelde que de otro modo no habría ocurrido. También puede desalentar la comunicación abierta. Los adolescentes necesitan que se confíe en ellos antes de poder confiar en los demás y podrían volverse más reservados sobre sus actividades en presencia de esta sospecha.

Como los primeros en adaptarse a la tecnología, los adolescentes probablemente encontrarán soluciones alternativas a las aplicaciones de rastreo. Según la investigadora Isabella Davis, del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de California, pueden frustrar temporalmente el rastreo de ubicación dejando el dispositivo en un lugar donde no estén, como en casa antes de salir por la noche o apagando el dispositivo y alegando que se ha agotado la batería. También podrían desactivar temporalmente la función de compartir la ubicación en su teléfono o dentro de la aplicación, eliminarla o iniciar sesión en otro dispositivo señuelo para compartir la ubicación incorrecta.

Durante la adolescencia, los niños aprenden a desenvolverse en el mundo de forma independiente, a tomar decisiones y a afrontar las consecuencias. Me preocupa que el seguimiento constante pueda limitar sus oportunidades de desarrollar estas habilidades vitales cruciales. Además, existe el riesgo de que saber que están siendo vigilados constantemente reduzca su capacidad de asumir la responsabilidad de sus acciones.

¿Podrían los rastreadores dañar la confianza entre padres y adolescentes?
¿Podrían los rastreadores dañar la confianza entre padres y adolescentes?

El uso de aplicaciones de seguimiento GPS es una prueba de un estilo de crianza autoritario que ha surgido en los últimos años. Hablo con muchos adolescentes que dicen sentirse asfixiados por la falta de libertad que les dan sus padres y, como resultado, no pueden explorar sus intereses ni su vida social.

Debemos ser conscientes de las consecuencias a largo plazo que puede tener la normalización de la instalación de dispositivos de seguimiento en los teléfonos de las personas. Hace poco me enteré de una joven de unos 20 años cuyo novio había insistido en instalar un dispositivo de seguimiento en su teléfono. Esta es una señal preocupante de cómo podría evolucionar esta tendencia con el tiempo si toleramos la vigilancia como algo aceptable.

Entiendo que el uso de rastreadores en los teléfonos de los adolescentes sea polémico, porque equilibrar la seguridad y la libertad es un dilema que se remonta a la antigüedad. La cuestión central es cuánto valoramos la tranquilidad de un padre por encima de la necesidad de privacidad, confianza e independencia de un adolescente. Confiar en la capacidad de un adolescente para tomar buenas decisiones es una estrategia a largo plazo con beneficios duraderos. Puede parecer una inversión arriesgada en el momento, pero los dividendos son muchos y duraderos.

El uso de una aplicación de seguimiento no tiene por qué ser una cuestión de blanco o negro: también hay que considerar un término medio. Supongamos que los padres deciden utilizar aplicaciones de seguimiento en el teléfono de su hijo adolescente. En ese caso, deben tener una conversación abierta con su hijo sobre los motivos de la aplicación de seguimiento y establecer acuerdos mutuos sobre su uso, lo que podría ayudar a mitigar los impactos negativos.

Respuestas a la adversidad

La adolescencia es una época de experimentación, de traspasar límites y de cometer errores inevitablemente. Aprendemos mucho más de las cosas que salen mal en nuestras vidas que de las que salen bien. Aunque comprendo el deseo de todos los padres de ahorrarles adversidades a sus hijos, esto no siempre es útil. La resiliencia de un niño se mide por cómo responde a la adversidad, no por cómo logra evitarla.

Si bien los rastreadores pueden ser útiles para la seguridad, es fundamental equilibrar su uso con el respeto por la autonomía y la privacidad del adolescente. La comunicación abierta entre padres e hijos adolescentes es fundamental para establecer límites y mantener la confianza.

Si bien nos hemos vuelto cada vez más hipervigilantes respecto de las actividades de nuestros hijos en su entorno físico, estamos preocupantemente menos preocupados por sus mundos en línea.

Debemos dejar de pasar tiempo frente a las pantallas y pensar más en el tiempo bien invertido. No juzgamos la dieta de nuestros hijos por el tiempo que pasan sentados a la mesa, sino por lo que comen. Su actividad en línea es similar: se trata de contenido, no de tiempo.

La naturaleza secreta del uso de los teléfonos inteligentes ha dejado a muchos padres incapaces de gestionar la actividad en línea de sus hijos.

A pesar de que se ha llegado a un acuerdo sobre la comprobación periódica de los teléfonos y la consulta del historial de búsquedas, estos métodos no son infalibles. Tal vez un rastreador en el teléfono de un adolescente que alertara a los padres sobre su acceso a sitios pornográficos o vídeos en línea inadecuados ofrecería cierta capacidad para regular eficazmente el uso por parte de los adolescentes y disuadirlos de participar en actividades en línea de riesgo. Pero no dudo de que, incluso si estas aplicaciones estuvieran disponibles, también estarían abiertas a la manipulación y no serían 100% fiables.

En ausencia de estos apoyos tecnológicos, la mejor manera de preparar a su hijo para desenvolverse en el mundo es inculcarle un grado de sentido común y apoyarlo para que tome buenas decisiones en su vida.

El trabajo que se debe realizar es a nivel humano, no tecnológico. Mantener conversaciones abiertas con su hijo para ayudarlo a ser sensato y razonable sigue siendo la estrategia más eficaz.

En mi primer libro, Policía encendidoEscribí: “no existe ninguna aplicación para tu regazo” cuando analizaba la necesidad de que los padres inviertan en las relaciones con sus hijos en lugar de confiar en la tecnología para mantenerlos seguros, y eso sigue siendo cierto hoy en día.

Si bien nuestros adolescentes ya pasaron hace tiempo la etapa del regazo, aún necesitan que los abracen emocionalmente.

En lugar de invertir en rastreadores GPS para garantizar que nuestros hijos tomen decisiones seguras, tal vez tener una serie de conversaciones destinadas a prepararlos para que se conviertan en buenos tomadores de decisiones sea un mejor uso de nuestro valioso tiempo como padres.

El Dr. Colman Noctor es un psicoterapeuta infantil.



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