Alemania reintroduce controles fronterizos ante elogios de la extrema derecha mientras aumentan las tensiones en la UE


Alemania reintroducirá controles temporales en sus nueve fronteras terrestres el lunes, una medida que ha suscitado críticas de varios de sus socios europeos pero elogios de la extrema derecha.

El gobierno de coalición en Berlín dijo la semana pasada que los controles que ya se llevan a cabo en sus fronteras con Austria, Polonia, la República Checa y Suiza se extenderían a Francia, Luxemburgo, Bélgica, los Países Bajos y Dinamarca.

La decisión se produjo después de una serie de ataques mortales con cuchillos en los que los sospechosos eran solicitantes de asilo, y de los éxitos históricos del partido de extrema derecha y antiinmigrante Alternativa para Alemania (AfD) en dos elecciones estatales cruciales en el este del país.

Nancy Faeser, ministra del Interior del país, dijo que los controles fronterizos frenarían la migración y “protegerían contra los graves peligros que plantean el terrorismo islamista y el crimen grave”, pero los críticos han denunciado que están motivados políticamente y probablemente sean en gran medida ineficaces.

La zona Schengen sin pasaporte de Europa, que incluye a 25 naciones de la UE más otras cuatro, entre ellas Suiza y Noruega, permite la libre circulación sin controles fronterizos y se considera uno de los mayores logros del bloque, así como un activo económico fundamental.

Se permiten controles temporales en circunstancias excepcionales para evitar amenazas específicas a la seguridad interna o al orden público. Ocho miembros los imponen actualmente en determinadas fronteras, alegando el aumento de las amenazas terroristas o la presión sobre la capacidad de asilo.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, fue el primero en criticar abiertamente la decisión de Alemania, calificándola de “inaceptable desde el punto de vista de Polonia” y exigiendo más ayuda de Berlín para asegurar las fronteras externas de la UE en lugar de controles internos más estrictos.

Varsovia ha propuesto consultas con todos los estados miembros de la UE fronterizos con Alemania para abordar una decisión que, según Tusk, era resultado de la “situación política interna” del país y podría conducir a “la suspensión de facto del acuerdo de Schengen a gran escala”.

El primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, dijo el jueves que sería un error “pasar a una lógica de exenciones ad hoc del acuerdo de Schengen, con controles fronterizos que… dañarán uno de los logros fundamentales de la UE”.

La respuesta, dijo Mitsotakis, “no puede ser la eliminación unilateral de Schengen”. Sin embargo, otros se mostraron más optimistas, como el ministro del Interior checo, Vit Rakusan, quien dijo que no esperaba grandes cambios materiales, ya que los controles serían en su mayoría aleatorios.

Los líderes de extrema derecha reaccionaron con júbilo a la noticia. Geert Wilders, del Partido de la Libertad holandés (PVV), dijo que la decisión de Berlín era una “gran idea” y preguntó cuándo seguiría el ejemplo Holanda, mientras que el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dijo en X: “Bienvenido al club”.

Marine Le Pen, del partido Agrupamiento Nacional de Francia, dijo que su partido había propuesto un “sistema de doble frontera –externa e interna–” en las últimas elecciones y que le habían dicho que no era posible. “Ahora lo está haciendo Alemania”, dijo. “¿Cuándo lo hará Francia?”

El partido de extrema derecha Hermanos de Italia de Giorgia Meloni ha elogiado la decisión de Berlín. El jefe de gabinete de Orbán, Gergely Gulyás, dijo que la laxitud en las fronteras externas de la UE combinada con controles fronterizos internos más estrictos estaban “destruyendo la libre circulación”.

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El canciller alemán, Olaf Scholz, cuya dividida coalición tripartita está muy por detrás de la AfD y de la oposición de centroderecha Demócrata Cristianos (CDU) en las encuestas a un año de las elecciones federales, ha defendido la decisión.

A pocos días de otras elecciones estatales críticas en Brandeburgo, que se espera que gane la AfD, Scholz dijo al parlamento que la medida era necesaria y que el gobierno “continuaría con ella, incluso aunque la situación se esté volviendo difícil con nuestros vecinos”.

Todavía no está claro cuál será el impacto del aumento de los controles fronterizos. Berlín se ha comprometido a “coordinarse estrechamente con nuestros vecinos… y mantener el impacto en la vida cotidiana en las regiones fronterizas lo más bajo posible”.

La semana pasada, el Ministerio del Interior insistió en que las medidas, programadas para durar un período inicial de seis meses, estarían en línea con los controles fronterizos existentes; en otras palabras, controles aleatorios o controles de vehículos específicos basados ​​en la inteligencia policial.

Los representantes de la industria del transporte de mercancías han dicho que creen que los controles más estrictos no deberían provocar atascos excesivos y las consiguientes pérdidas económicas, pero las asociaciones de trabajadores transfronterizos han dicho que seguirán de cerca la situación.

Lo más probable, sugieren los analistas, es que aumenten las tensiones con los vecinos de Alemania si los controles, junto con los planes para facilitar la devolución de personas directamente en la frontera, llevan a que las autoridades devuelvan a muchas más personas al país de donde proceden.



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